Diamantes naturales y diamantes sintéticos. Lo que hay que saber.
¿Hay diamantes naturales y diamantes sintéticos? ¿Son lo mismo? ¿Cómo puedo diferenciar unos de otros? ¿Cómo puedo evitar ser engañado?
Has decidido comprar una joya con diamantes y te asaltan un montón de preguntas y dudas. ¿Cómo superar este momento?
Lo primero que tenemos que decirte es que estés tranquilo. Acabas de encontrar la solución a este problema. Estás jugando en tu campo y aquí dominas perfectamente el juego. Por eso has llegado hasta aquí, donde te daremos toda la información que precisas para acertar plenamente en tu regalo de una joya. Verás como resulta mucho más fácil de lo que te parecía. ¿Nos acompañas?
Vamos a observar primero las diferencias entre diamantes naturales y diamantes sintéticos.
Diamantes naturales. Creados por la naturaleza.
Los diamantes naturales se formaron en procesos geológicos a partir de minerales de carbono, entre 1000 y 3000 millones de años atrás, a una profundidad entre 140 y 190 kilómetros en el manto terrestre. Estas condiciones extremas de presión y temperatura facilitaron la cristalización del carbono en forma de diamantes. Luego, por acción de erupciones volcánicas, fueron proyectados hacia la superficie, haciendo accesible a nosotros algo único y maravilloso, un regalo de la naturaleza.
Hasta 1871 los diamantes solo se encontraban en aluviones o arenas, arrastrados por las corrientes superficiales. No fue hasta esta fecha, que se descubrió en Kimberley, Sudáfrica, la primera mina de diamantes, que correspondía a una chimenea de erupción volcánica.
A partir de aquí, las prospecciones llevaron a descubrir nuevas minas de diamantes, que actualmente se encuentran no solamente en Sudáfrica sino también en Rusia, principalmente en Siberia, Canadá, Brasil, etc., siendo Rusia el mayor suministrador de diamantes naturales mundial en este momento.
Diamantes sintéticos. Creados por el hombre.
Desde la antigüedad, el hombre ha querido imitar la naturaleza por distintos motivos. En el caso que nos ocupa resulta evidente que se trata de un asunto meramente económico.
Después de décadas de investigación mediante distintos procedimientos (incluso explosiones), en 1955 General Electric obtuvo los primeros diamantes sintéticos comercialmente aceptables en cuanto a su aspecto. Estos diminutos cristales resultaban tan caros de fabricar que no pasaron de ser una curiosidad científica sin aplicación práctica en la joyería. Más adelante, mejoras en los sistemas que incluyeron avances científicos, espionaje industrial y grandes inversiones, llevaron finalmente a la obtención de diamantes sintéticos de calidad gema, mayormente producidos en la actualidad en China y países asiáticos.
Ahora debemos mencionar que las expresiones «diamantes de laboratorio» «diamantes obtenidos en laboratorio» y «diamantes ecológicos» son meros eufemismos para engañar al comprador. Los diamantes sintéticos se producen industrialmente en fábricas con un altísimo coste energético eléctrico, que por añadidura, en los países productores proviene de la combustión del carbón.
Diamantes naturales y sintéticos ¿Son lo mismo?
No hay duda alguna de que, en cuanto a sus propiedades físicas, los diamantes naturales y los diamantes sintéticos gozan de las mismas características. Al menos a simple vista, ya que se han desarrollado máquinas de análisis que permiten diferenciar los diamantes naturales y los diamantes sintéticos sin error posible. Estos aparatos actualmente están en todos los laboratorios gemológicos y oficinas de comerciantes de diamantes, siendo su precio aún elevado para que puedan ser adquiridos por cualquier joyero o particular. De todos modos, y como en cualquier aparato electrónico como todos sabemos, solo es cuestión de tiempo para que su precio pase a ser irrisorio y se puedan detectar los diamantes sintéticos en cualquier sitio del mundo.
Ahora bien, aparte de sus características físicas, hay algo mucho más importante a tener en cuenta: su autenticidad.
Y es que cuando regalamos una joya, esta debe ser un soporte válido para nuestros sentimientos más elevados. Precisamente por este motivo elegimos los mejores materiales como el oro, una elaboración artística y el mejor diseño. Luego, ¿tendría sentido utilizar una imitación? ¿Podríamos expresar un sentimiento de amor auténtico con algo falso? La respuesta cae por su propio peso: Nunca!
¿Como diferenciar unos de otros?
Ahora te preguntarás: bien, y mientras no disponga de un detector de diamantes sintéticos, ¿cómo puedo saber si me están vendiendo un diamante natural o un diamante sintético?
El primer sistema infalible es dirigirte a tu joyero de confianza, que te aconsejará y siempre acompañará sus joyas de un certificado escrito y firmado de calidad de la joya que estás adquiriendo.
El segundo sistema es ser realista y darse cuenta de que no hay duros a cuatro pesetas. Si por internet ves precios muy baratos ya puedes empezar a desconfiar. (Ello no implica que haya que fiarse de precios caros, leer la carta de vinos por la derecha no siempre es sinónimo de acertar…) Efectivamente, hay muchas webs que prometen lo que luego no dan. La mentira en internet se ha instaurado como sistema y hay gente muy lista en ofrecer productos con trampa. Por ejemplo, si ves «joyas con diamantes» pero por ningún sitio se especifica que sean naturales, puedes dar por sentado que serán artificiales o sintéticos. Al fin y al cabo, siguen siendo diamantes y ellos no mienten… Eso siempre que no sea el caso que a ellos también los hayan engañado y estén vendiendo sintéticos por naturales, ya que la persecución de precios imposibles conlleva a operaciones fraudulentas a todos los niveles.
Vamos a ser serios con los diamantes.
Cuando una cadena de comercio es seria y responsable, lo es de principio a fin. Lo mismo sucede con las cadenas de comercio delictivas o fraudulentas. Lo mejor de todo es que nunca se mezclan, puesto que unas fastidiarían el negocio a las otras. Si a un joyero o comerciante de diamantes honrado se le ocurre hacer trampas, quedará tachado de por vida. Si a algún comerciante de diamantes fraudulentos se le ocurre ofrecer su género a alguien honrado será denunciado al instante.
Los joyeros de oficio de toda la vida, lo que queremos es ofrecer un género inmejorable para mantener satisfecha nuestra clientela. Solo los advenedizos ofrecen cualquier cosa para que personas desprevenidas «piquen». Total, cuando los clientes se den cuenta, ellos ya habrán desaparecido…
Así que nada de creerse muy listo por comprar diamantes a muy buen precio. Los diamantes ya marcan su precio en bruto a nivel mundial. Luego, una vez tallados son comercializados en las bolsas del diamante (Amberes, Tel-Aviv, etc) donde su precio queda fijado y siempre es muy estable. Como sería posible ofrecer diamantes por debajo de su precio? La respuesta, otra vez cae por su propio peso: siendo diamantes sintéticos.
Y tampoco vale ir de viaje a comprar porque «allí está muy barato». Los joyeros también sabemos viajar y si realmente esto fuera cierto, ya habría quién se dedicaría profesionalmente a ello… Actualmente, el mundo está al alcance de un teclado y una pantalla y ello ha llevado a que las distancias ya no importan.
No dudes en contactar con nuestro taller de joyería en Barcelona. Solo los profesionales que tenemos muchos años de oficio podemos informarte y aconsejarte adecuadamente para que tu regalo de una joya sea un éxito. Siempre estamos a tu disposición.